Conjugando nuestra intuición y sentir, y también desde la investigación y el aprendizaje, buscamos un lugar que pudiera cubrir las demandas de nuestras hijas y que respetara sus necesidades.

No encontramos lo que buscábamos así que decidimos materializarlo, y generar un espacio abierto, libre de juicios, en contacto con la naturaleza donde pudieran crecer sin que les indicaran qué, cómo o con quién tenían que hacerlo.

Desde ese momento el proyecto ha pasado de dar los primeros pasos a volar y crecer como el sueño compartido de muchas familias. Hoy, con niñas y niños desde los 3 a los 12 años y con sus familias, experimentamos nuevas formas de relacionarnos, de cuidarnos, a nosotras y al mundo que nos acoge.